lunes, 4 de julio de 2016

En modo ON: Nuevos lectores


El universo digital forma parte de nuestras vidas. Un entorno en el que en ocasiones se desdibuja lo virtual frente a lo real, y que sin duda nos hace enfrentarnos a nuevos modos de comunicación.
El progreso como bien dejara sentir José Sanmartín a través de su libro, Tecnología y Futuro Humano, no pide permiso para acceder a nuestras vidas. Que duda cabe que hemos de adaptarnos de manera irremediable a un desarrollo tecnológico poco puntilloso en las formas y también en el fondo, que no requiere de parabienes, y que todo lo abarca. Ciertamente la privacidad ya es un verdadero privilegio.
Ante tal estado de cosas algunos con mayor o menor dificultad nos intentamos adaptar y no dejar pasar el tren de las nuevas tecnologías. Una empresa que muy al contrario poca dificultad entraña para los más jóvenes , habituados a desenvolverse a través de la red de redes con sus mil y un recursos, en el interior de un universo comunicante donde todo se entrelaza. Y en el que los textos, sin duda hacen gala de una llamativa economía del lenguaje. Titulares y entradillas adquieren especial protagonismo siempre acompañados de imágenes o videos con una mayor calidad de visionado. Ahora no sólo se le puede atribuir a la televisión el hecho de presentar una determinada información. Internet es un serio competidor que presenta en tiempo real hechos con mayor o menor repercusión, que requieren de una lectura ágil y sin titubeos. La reflexión puede venir después, pero la información está ahí, casi al desnudo… ya habrá tiempo de vestirla con sus pocos atuendos.
Ellos, los nuevos lectores habituados a textos directos y volubles. Acostumbrados además a recibir estímulos como la imagen y el sonido, que contribuyen a enriquecer crónicas poco prolijas en figuras literarias se desenvuelven como pez en el agua.
No puedo evitar aludir a la figura de un pensador y político español, don Miguel de Unamuno. El representante de la Generación o Grupo del 98 seguramente vería en las nuevas tecnologías un medio de expresión maravilloso, pero que requiere de un uso reflexivo y una carga , nada desdeñable de prudencia, en un tiempo en el que el texto impreso compite por no perder lo ganado al tiempo ante un rival ágil y ducho, audaz en una batalla de consecuencias previsibles.
Ciertamente no se trata de recurrir a la fórmula denostada de que cualquier tiempo pasado fue mejor, muy al contrario en el universo digital y con él o pese al mismo, la información se presenta ataviada con nuevos ropajes, que han ganado en versatilidad. Como alude el sociólogo José Sanmartín el progreso se impone no pide permiso e invade nuestras vidas de modo irremediable.

B. Olmeda